Poco tiempo después, completé mi primera residencia artística en Wyoming. El primer día, contemplaba las paredes blancas, paralizada por el miedo y la incertidumbre. Luego me pregunté: “¿Qué estoy haciendo aquí?” Pensé en el regalo que estaba a punto de recibir: tiempo y espacio para dedicarme a crear. Estaba tan conmovida que no podía contener las lágrimas. Mi ser artístico no estaba acostumbrado a recibir apoyo. Venía de un contexto centrado en los negocios, donde las exploraciones creativas no eran realmente una opción. Recibir apoyo mediante una residencia con un enfoque concreto, cuyo proceso de selección estaba basado en la excelencia artística, era tan abrumador como liberador. Así que trabajé como nunca había trabajado antes, y el último día de la residencia, las paredes de mi estudio estaban cubiertas de imágenes. Había logrado desatar mi lado creativo.

Comprendí que tenía que construir CAMPO y ofrecer a personas creativas la oportunidad de ser justamente eso, creativas. Me comprometí a crear una organización sin fines de lucro en 12 hectáreas de mi tierra para desarrollar un lugar donde el arte, la escritura y la experimentación gastronómica florecerían e inspirarían a mi comunidad. Visualizo a CAMPO como un espacio propicio, fundamental para las futuras generaciones de creativos. Heidi Lender, fotógrafa, escritora, creadora.

-- Heidi Lender, fotógrafa, escritora, creadora.